4.1. Niveles de la Psicopedagogía Transpersonal.
En este subapartado abordaremos la doble clasificación de la aplicación de los programas (alumnado con dificultades de aprendizaje y con altas dificultades de aprendizaje), el sujeto y objeto de este trabajo, y, finalmente, las medidas curriculares, organizativas y transpersonales (o espirituales) que incluyen estos programas. Según el criterio del tipo de alumnado con grado de carencia en la instrucción y el desarrollo emocional, se puede separar en dos los ámbitos de la psicopedagogía transpersonal: (1) Programas para alumnado con dificultades de aprendizaje o de refuerzo educativo y (2) Programas para alumnado con altas dificultades de aprendizaje (n.e.e.) o de pedagogía terapéutica.
El alumnado objeto de los primeros programas son aquellos que tras una evaluación inicial para constatar su nivel competencial y de ejecución se encuentran en un nivel más bajo en relación con el resto del grupo clase o lo que se espera de él, a través de estas pruebas y el juicio de los profesores tutores y especialistas que han estado en contacto con ellos en cursos anteriores. Para los programas de altas dificultades de aprendizaje o necesidades educativas especiales en sentido estricto el alumnado usuario de dichos programas de discapacidad son aquellos que tras un examen psicológico, médico y social se concluye que al menos hay dos años aproximadamente de diferencia de su nivel competencial en relación a lo que se espera de su grupo normativo o de edad (siguiendo el criterio cronológico de adscripción del alumnado a grupos que siguen el curriculum establecido).
4.2. ¿Quién implementa estos programas y para quién?
En los entornos académicos oficiales –sean públicos o concertados- los programas de dificultades de aprendizaje los implementa el profesorado de refuerzo educativo y apoyo, mientras que los de altas dificultades de aprendizaje son responsables el profesorado denominado actualmente de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje, asesorados externamente –o internamente en educación secundaria- por miembros de los equipos externos de orientación.
4.3. Medidas organizativas, curriculares y transpersonales o espirituales.
Además de las medidas organizativas que se implementan, las medidas curriculares se refieren a adaptar el curriculum que en uno y otros programas son diferentes. Para los PREs son fruto de una adaptación no significativa, mientras que para los programas de discapacidad se instrumentalizan adaptaciones curriculares significativas por cuanto se modifican los objetivos, contenidos (es decir, las intenciones de qué aprender) y, obviamente, el qué, cómo y cuándo evaluar. En la adaptación ordinaria del curriculum oficial sólo se modifica la metodología (el cómo enseñar). Por último, hay que señalar las medidas transpersonales o espirituales que han de empapar tanto las medidas organizativas como las curriculares. Éstas tienen que ver con la inclusión de subprogramas como los del uso de talleres interclase, disposición espacial del aula de forma no convencional, en general, o combinado la estructura de la clase, de modo que incluso se pueda convertir en un lugar libre de mesas y sillas para determinadas actividades como meditación, expresión corporal, actividades de psicomotricidad, etc (en relación a las medidas organizativas) o las de subprogramas de inteligencia intelectual, de inteligencia espiritual, de títeres, teatro espontáneo, de desarrollo del hemisferio derecho, la participación activa de padres, de artedrama, etc. (como medidas curriculares).
4.4. El psicodrama pedagógico transpersonal como un método de la psicopedagogía transpersonal.
El psicodrama pedagógico transpersonal como método de la Psicopeda-gogía transpersonal fue objeto de atención desde el principio de mis trabajos de orientación transpersonal. Así en solitario o con mis colaboradores realizamos diversas reflexiones y experiencias de este ámbito transpersonal. Entre ellas las de Padilla Pérez, J. & Padilla Sánchez, J. (2006); Padilla y Equipo del Psicopedagogía del IPT: I. Gómez, J. Padilla Sánchez y R. Mª Barbero (2006); Padilla, J. y Equipo del IPT: I. Gómez, J. Padilla Sánchez, M.D. Añover, R. Villapol y otros (2007); Padilla, (2007a, 2007b, 2015, en prensa) o Padilla, J. y Colb. (2007), que quizá sea el primer texto de psicopedagogía transpersonal del nivel de las dificultades de aprendizaje del refuerzo educativo.
Varias son las definiciones del psicodrama pedagógico transpersonal. Una es aquél “método que se aplica en los centros educativos y en el que se trabaja un solo rol: el de estudiante” (Padilla y Padilla, 2006, p. 149). en oposición al encuadre terapéutico en que que se trabajan todos los roles: “Su finalidad es siempre educativa, ya que nunca su objetivo es terapéutico. En psicodrama terapéutico se usan todos los roles, mientras que en el pedagógico sólo uno: el de estudiante, quedando excluido el resto. Las técnicas del psicodrama pedagógico transpersonal se utilizan como recurso” (Padilla, 2007a, p.89). Por último, podríamos definir el psicodrama pedagógico transper-sonal como un método de la psicopedagogía transpersonal en el que se trabaja con el rol de estudiante del alumnado con necesidades educativas especiales para que aprenda no sólo los contenidos curriculares de una cultura, sino también para que aceptándola la transforme en una experiencia liberadora.
4.5. El uso de las técnicas psicodramáticas transpersonales.
Las técnicas psicodramáticas transpersonales con el alumnado de educación infantil y en educación primaria, incluso cuando se han utilizado de forma aisladas, han demostrado su efectividad tanto las procedentes de la técnicas de la línea caliente (Moreno) como las dramatizaciones psicodramáticas y el role playing, como con aquellas técnicas de la técnicas de la línea fría (Rojas-Bermúdez) para la comprensión de las áreas cognitivas de refuerzo y, aún más, en el ámbito emocional o socioemocional del curriculum adaptado. En el trabajo con niños sólo se usa una de las que denomino técnicas de la línea templada del psicodrama transpersonal: las meditaciones básicas. También estos y otros procedimientos psicodramáticos (doble, soliloquios, construcción de imágenes…) se han utilizado en educación secundaria y bachillerato, más que en universidad y educación de adultos. No podemos olvidar las técnicas sociométricas aportadas por J. L. Moreno cuya función es la de medir las “redes interpersonales” por medio de identificar en las relaciones con los iguales, las opiniones que los demás tienen de los otros miembros del grupo y su grado de aceptación, rechazo e indiferencia. Estas técnicas ayudan –a pesar del carácter verbal de su aplicación- a construir un mapa emocional temporal y dinámico del pequeño grupo del colectivo del alumnado que se beneficia del programa de refuerzo educativo como base para el trabajo para la estabilización emocional del amor imparcial o ecuanimidad por el que se entrena las actitudes emocionales libres de aversión (o enfado) y atracción (o apego).